Lo que debía ser el siguiente capítulo del relato familiar de los Bellingham en Alemania se está convirtiendo, por ahora, en una cuesta arriba constante. Jobe Bellingham, fichado este verano por el Borussia Dortmund procedente del Sunderland, vive uno de los momentos más delicados desde que aterrizó en la Bundesliga. Su expulsión directa en el empate frente al Friburgo (1-1) de este fin de semana y el posterior castigo del Comité de Competición alemán han encendido las alarmas en torno a un joven al que se le exigía mucho más.