Un ace. Christian Garin cae al suelo y suelta un grito desde lo más profundo. Nicolás Massú sale disparado de su silla y se lanza a abrazar al dos del país, de la misma forma como lo hacía con Fernando González en esas gloriosas jornadas que le regalaron al deporte chileno. Una imagen por la que pocos apostábamos después de que el Tanque cayera el viernes, en una pálida y nerviosa presentación frente a Dennis Novak. Lo cierto es que Garin demostró su cuantía, justo en el momento en el que más se le necesitaba. Atrás quedaron esas jornadas de sufrimiento y de derrotas en definiciones fuera de casa jugando la Copa Davis. Una contundente victoria por 6-2 y 6-1 sobre Jurij Rodionov (197º) cambió la mala historia que arrastraba el tenista de 22 años en el certamen. Los cerca de 4 mil hinchas que llegaron al Arena Salzburgo quedaron sorprendidos con el nivel del nacido en Arica, quien entró a la cancha con una de las camisetas del mismísimo Nicolás Massú, algo que se evidenciaba en los rastros que quedaron de uno de los parches publicitarios retirados de la indumentaria. En la arcilla también quedó claro que tanto Massú como Garin habían estudiado detalladamente al joven rival. La segunda raqueta nacional cargó el juego sobre el revés de Rodionov y presionó bastante sobre el segundo servicio. Los tiros más profundos del nacido en Arica recordaban su versión más actual, esa que lo puso entre los 100 mejores y que lo convirtió en uno de los grandes exponentes del circuito sudamericano de challengers. Dos quiebres en el primer set y dos en el segundo bastaron para estructurar un inapelable triunfo que quedará en la retina del deporte nacional.