Las tendencias de consumo han cambiado radicalmente en los últimos años, y especialmente en el ámbito de la gastronomía y la nutrición. Las personas se volvieron más conscientes y puntillosas sobre lo que entra en su cuerpo. Como consecuencia aparecieron cafés de especialidad e infusiones que reemplazan al tradicional té negro y café con leche. Las mismas se caracterizan por presentar una textura ligera y a la vez cremosa, sabores concentrados e intensos con ingredientes de alta calidad, libres de tóxicos y principalmente, por aportar beneficios a la salud. Entre ellos uno puede escuchar hablar del matcha, el café de remolacha, la kombucha, el chai, y el destacado y preferido del momento que es el latte de lavanda. De ser utilizada en la antigüedad por los romanos a convertirse en la bebida predilecta de los millennials Durante miles de años se hizo uso de los atributos relajantes y aromáticos de la lavanda para lograr una sensación de bienestar. Los egipcios usaban aceite de lavanda para embalsamar los cuerpos de los muertos, los griegos se beneficiaban de sus propiedades medicinales para aliviar dolores de cabeza, gastritis y dolores de garganta. La planta también fue ampliamente utilizada por los romanos, quienes divulgaron sus beneficios a lo largo de todo su Imperio. En la actualidad suele ser muy usado como aceite de aromaterapia para aliviar el estrés e inducir al sueño.