La noche cayó sobre Glasgow, pero Hampden Park parecía iluminado desde dentro. Apenas tres minutos habían pasado cuando el jugador del Napolés, Scott McTominay, se elevó sobre el área danesa y conectó una chilena perfecta que detuvo el tiempo y cambió una generación de frustraciones. Aquel gol abrió una victoria épica frente a Dinamarca por 4-2 y selló la clasificación de Escocia para el Mundial, un regreso que el país llevaba casi tres décadas esperando.