Era el partido de la jornada en Italia. El Nápoles podía recuperar el liderato ante el Inter de Milán en un Diego Armando Maradona que prometía fuego. Y lo hubo. Igual que polémica. El equipo de Conte se llevó el partido (3-1) tras 90 minutos de tensión, quejas por un más que dudoso penalti que convirtió Kevin De Bruyne para abrir el marcador y una segunda parte arrolladora de Scott McTominay, autor de un golazo que encarriló la feliz noche 'partenopea'.