Niño logra superar la depresión al conocer a un perro con su misma enfermedad

Para contar la bella historia de este reencuentro debemos regresar al año 2017. Carter Blanchard tenía solo 6 años de edad cuando se dio cuenta de que tenía unas manchas en su rostro. Con el paso de las semanas las manchas fueron creciendo. Pero los médicos ya habían dado su diagnóstico: tenía vitiligo. Es una enfermedad degenerativa de la piel en la cual se va perdiendo pigmentación y aparecen manchas blanquecinas por todo el cuerpo En ese momento Carter se sintió distinto a los demás niños de su edad. Su vida ya no fue igual. Perdió confianza. No sólo eso. Su autoestima descendió hasta casi desaparecer y entró en depresión. Lo peor es que comenzó a odiar a sus manchas mientras su enfermedad iba creciendo. Su madre, Stephanie Adcock, cuenta el momento en que decidió buscar ayuda: "Un día lo iba llevar al colegio y la primera cosa que me dijo cuando entró al auto era que odiaba su cara y odiaba la manera en que se veía". Stephanie se dio cuenta que si no hacía algo por su hijo, todo podía complicarse mucho más, sobre todo cuando fuera más grande. En ese momento comenzó a buscar una solución en Internet, esa caja de Pandora que contiene milagros y tragedias. Y se topó con lo que creyó que podía ser una gran ayuda. Una foto del tierno Rowdy, un perro labrador negro de 13 años, popular en las redes sociales y que, como su hijo, había sido diagnosticado con vitiligo el mismo año que Carter. ¿Qué pasaría si Carter conocía a Rowdy? Había dos problemas para que eso sucediera. Por un lado, la distancia. Carter y su mamá viven en Arkansas, y Rowdy en Oregon. La otra es que Stephanie no tenía el dinero para costear el traslado. Lo primero que hizo la mujer fue contactar con la dueña de Rowdy, Niki Umbenhower. Le explicó el problema de Carter y le preguntó si podía llevar a su hijo para que conociera a Rowdy. La mujer aceptó con todo gusto. Stephanie no le dijo que no tenía el dinero para viajar. Pensó en pedir un préstamo para conseguirlo. Pero las historias donde alguien pone tanta voluntad, siempre tiene ayudas de terceros. Alguien se enteró de la situación y de manera anónima donó los 5.000 dólares que costaba el traslado. Ambos viajaron para conocer al can. Cuando Carter vio al perro, todo su mundo cambió. Ya no se sintió distinto. El encuentro fue mágico. El niño volvió al colegio renovado. Con ganas, sin tristeza, sintiéndose igual que todos. La mamá de Carter y la dueña de Rowdy están intentando buscar un método para que el niño y el perro puedan verse con más frecuencia y esperamos lo hayan logrado.

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